Un mes antes de la elección, alguien reveló la nacionalidad del Papa

Un mes antes del Cónclave alguien, desde adentro del Vaticano, reveló parcialmente la identidad del futuro Papa.
 
Lo que se encuentra más abajo es una transcripción de una conversación que tuvo lugar en el foro “Godlikeproductions”, el 17 de Febrero de 2013, o sea casi un mes antes de la elección del Cardenal Bergoglio:

http://godlikeproductions.com/forum1/message2143087/pg1
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Un papa para el Nuevo Mundo

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Nota dezpierta: Aunque creo firmemente que tanto Estulin como Salfate son personas que tienen mucha información pero que, por su forma de pensar, desinforman al mismo tiempo que informan (si no ya estarían muertos o nadie les daría tanta bola…), creo que en esta ocasión, ya que prácticamente se dedican a exponer hechos contrastables y textos de autores literarios, es útil escuchar lo que dicen sobre Jorge Bergoglio.

Estulin: La elección del nuevo papa es un paso más hacia un “mundo sinárquico”

Bendiciones.

Jesuítas: Los asesinos del Vaticano

Los Jesuitas

Los siguientes son extractos directos de el libro de Eric Jon Phelps titulado Los Asesinos del Vaticano:

Los Jesuitas – 1540
Su Propósito Y Juramento

El propósito de la Orden Jesuita, formalmente establecido por el Papa en 1540, es destruir la Reforma Protestante. Ellos lo llaman la Contra-Reforma. Nicolini de Roma escribió:

“Los Jesuitas, por su mismo llamado, por la misma esencia de su institución, están ligados a buscar, por cada medio, recto o malo, la destrucción del Protestantismo. Esta es la condición de su existencia, el deber que ellos deben cumplir, o cesar de ser Jesuitas”. [Las Huellas de los Jesuitas, R. W. Thompson, 1894]

Extracto del Juramento de los Jesuitas

Para este fin el Jesuita profeso se tiene obligado a sí mismo con un juramento, parte del cual fue publicado en 1899, y se lee:
“Ahora, yo renuncio y desconozco mi lealtad debida a cualquier Rey herético, Príncipe o Estado, llámense Protestantes, o liberales, o la obediencia a cualquiera de sus leyes o magistrados u oficiales.

“Luego declaro que la doctrina de las iglesias de Inglaterra y Escocia, o de los Calvinistas, Hugonotes, y otros del nombre Protestante o Liberales, ser condenables, y ellos mismos ser condenables los que no abandonarán las mismas.

“Luego declaro que yo ayudaré, asistiré y aconsejaré a todos o algunos de los agentes de Su Santidad, en el lugar donde yo esté, en Suiza, Alemania, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, Inglaterra, Irlanda o América, o en cualquier otro reino o territorio al que yo vaya, y haré mi máximo esfuerzo para extirpar a los herejes Protestantes o las doctrinas liberales, y destruir todo pretendido poder, que sea legal o no” [Errores de la Iglesia Católica Romana, 15 Colaboradores, 1894]

* * *

En 1981, uno de nuestros héroes, Alberto Rivera, descubrió el juramento que él tomó como un Jesuita profeso. Nosotros leemos:

Ceremonia De Introducción Y Juramento Extremo De Los Jesuitas

(Dado por un Jesuita de rango menor cuando él está por ser elevado a una posición de comando).

Habla el Superior:

“Hijo mío, hasta aquí tu has sido enseñado para actuar como el disimulador entre los Católicos Romanos para ser un Católico Romano, y para ser un espía aún entre tus propios hermanos: para no creer a ningún hombre, para no confiar en ningún hombre.Entre los reformadores, para ser un reformador, entre los Hugonotes (Protestantes Franceses) ser un Hugonote: entre los Calvinistas, ser un Calvinista: entre los Protestantes (aquellos que protestan y están en desacuerdo con la institución Católica Romana), generalmente ser un Protestante: y obtener su confianza y buscar aún predicar desde sus púlpitos, y denunciar con toda la vehemencia (emoción violenta) en tu temperamento a nuestra Santa Religión y al Papa; y aún descender tan bajo como para llegar a ser un Judío entre los Judíos, para que tu puedas estar habilitado a reunir toda la información para el beneficio de tu orden como un fiel soldado del Papa.

Has sido enseñado a plantar insidiosamente las semillas del celo y el odio entre los estados que estaban en paz, e incitarlos a hechos de sangre, envolviéndolos en la guerra unos con otros, y a crear revoluciones y guerras civiles en las comunidades, provincias y países que eran independientes y prósperos, que cultivaban las artes y las ciencias y gozaban de la bendición de la paz;

“A tomar partido con los combatientes y a actuar secretamente en concierto con tus hermanos Jesuitas que pueden estar enlistados en el otro bando, pero abiertamente opuestos a lo que ustedes puedan estar ligados;

“[*Enseñado a] que solamente la iglesia pueda ser la ganadora al final en las condiciones fijadas en los tratados de paz, y que los fines justifican los medios.

“Tú has sido instruido en tu deber como espía, a reunir todas las estadísticas, hechos e información en tu poder desde cada fuente: a congraciarte y entrar en la confianza de las familias y círculos Protestantes y herejes de cada clase y carácter, así como de los comerciantes, los banqueros, los abogados, entre las escuelas y universidades, en el parlamento y las legislaturas, y en los tribunales y los consejos de Estado, ‘ser todas las cosas a todo hombre’, por la causa del Papa, cuyos siervos nosotros somos hasta la muerte.

“Tú has recibido todas tus instrucciones hasta aquí como un novicio (uno que no tiene entrenamiento), un neófito (un sacerdote recién ordenado), y has servido como un coadjutor (que trabajó como un ayudante), confesor y sacerdote, pero aún tú no has sido investido con todo lo que es necesario para comandar en el ejército de Loyola y en el servicio del Papa.

“Tú debes servir en el tiempo debido como el instrumento y ejecutor dirigido por tus superiores; porque ninguno puede comandar aquí que no haya consagrado sus labores con la sangre de los herejes; porque ‘sin el derramamiento de sangre ningún hombre puede ser salvado‘.

“Yo, _____, ahora, en la presencia del Dios Todopoderoso, la bendita Virgen María, el bendito Miguel Arcángel, el bendito San Juan el Bautista, los Santos Apóstoles, San Pedro y San Pablo y todos los santos y sagradas huestes del cielo… …
“Yo, además de esto, prometo y declaro que, cuando la oportunidad se presente, haré y pelearé una guerra incesante, secreta y abierta, contra todos los herejes, Protestantes y Liberales, como sea dirigido a hacerlo.

“[*Y] que cuando la misma no pueda ser hecha abiertamente, yo usaré secretamente la copa envenenada, la cuerda de estrangulación, el acero del puñal (una daga) o la bala de plomo, sin considerar el honor, rango, dignidad, o autoridad, de la persona o las personas, cualquiera pueda ser su condición en la vida, ya pública o privada, como yo sea en ese tiempo dirigido a hacerlo por algún agente del Papa o superior de la hermandad de la santa fe, de la Sociedad de Jesús”. [La Cruz Doble: Alberto, Parte 2, 1981]

Bendiciones.

Los jesuitas gobiernan España

La siguiente es una recopilación de artículos que ponen de manifiesto el dominio y la mano negra de la Compañía de Jesús a lo largo de la historia de España, desde los Reyes católicos hasta la actualidad: Manuel Fraga, Francisco Franco,Xabier Arzalluz, Sabino Arana, Mariano Rajoy, Gallardón, Zapatero, los Borja, Emilio Botín, Rodrigo Rato, Emilio Ybarra… También de la logia masónica Propaganda Due, los antagónicos y enemigos de los hijos de Loyola.

Luis Padroza: 23 años en la orden jesuíta

«He descubierto que no hay base en el Evangelio para los dogmas de la Iglesia Católica Romana». Tal afirmación de labios del Reverendo Padre Luis Padrosa, vestido con su sotana sacerdotal, dejaron casi mudo de asombro al pastor evangélico Samuel Vila, cuyo consejo buscó el sacerdote en esa primera entrevista memorable.

Vino a hablar con Samuel Vila, ya persuadido por la fuerza de la verdad y constreñido por el Espíritu de Dios, ansioso por explicar lo que él mismo había descubierto en las páginas de las Sagradas Escrituras, la Biblia.

Había decidido dar el doloroso y peligroso paso (peligroso especialmente en España) de renunciar a su oficio y posición, y sacrificar la fama que se había ganado como catedrático y director de los Institutos Loyola de Barcelona y Tarrasa, para poder ser fiel a la luz que había recibido.

Roma no es la verdadera iglesia

Luis Padrosa escribe: «Las razones de mi gran decisión son muchas. Después de vivir cuarenta y tres años como católico romano sincero, quince de intensa preparación eclesiástica, diez como sacerdote y popular orador frente a multitudes, y veintitrés de vida religiosa en la orden jesuita, he llegado a la convicción de que la Iglesia Católica Romana no es la verdadera iglesia de Cristo Jesús. Trece años de intenso estudio de apologético me han traído a esta inquebrantable convicción. Conozco los argumentos de ambos lados, los he analizado a todos.

Tomé las Sagradas Escrituras y comencé a buscar, pero ¿dónde estaba la infalibilidad papas? No la pude encontrar en ninguna parte. ¿Dónde estaba todo lo referente al ayuno eucarístico … y la misa? ¿Dónde estaba todo? No lo pude encontrar. Cuanto más estudiaba, más veía que el cristianismo es una cosa y el catolicismo romano otra completamente distinta. Cuanto más estudiaba las Escrituras, más me convencía de esta verdad. En el catolicismo romano se presenta a Jesús como un fósil, un cuerpo muerto, un hombre clavado en la cruz, pero muerto, no vivo. Por eso la iglesia no logra que un católico ame a Jesús, y si no hay amor, no hay posible salvación, no importa cuántas misas, escapularios, medallas, novenas e imágenes uno tenga. Es inútil a menos que haya una fe y un amor sinceros, y no puede haber tal amor a menos que el hombre vea a Cristo vivo, con su sacrificio terminado. En el catolicismo romano la salvación depende de uno mismo, de decir muchos rezos, de usar escapularios, de la devoción a la Virgen, de tomar la comunión. Por todo esto y otras cosas llegué a ver que la doctrina católica no puede ser verdad.

Si solamente supieran por lo que yo pasé, es algo muy grave.

Católicos Romanos atormentados

Uno se encuentra enfrentado a su tradición de toda la vida, a su ambiente nativo, a su familia, parientes y amigos, todos los cuales dirán una de dos cosas (o ambas) porque no tienen otra explicación para quien deja la Iglesia Católica por el cristianismo: se ha vuelto loco, o se ha enamorado.

Si solamente supieran la tortura de alma que sufren los católicos romanos. Personas que van a misa todos los días y asisten permanentemente a las iglesias católicas romanas, viven con el alma atormentada, diciéndose a sí mismas: ¿Seré salvo o no? ¿Me confesé bien o no? No tienen paz. ¿Es esto la verdadera religión? ¿Qué es todo esto? ¿En qué parte de los Evangelios encontramos este método para torturar al pecador? ¿Cuánto atormentaron con sus preguntas Jesús o sus apóstoles al pecador?

Qué maravilla saber en el corazón que Jesucristo nuestro Señor nos ha redimido, ¡qué somos salvos por gracia! ¿Acaso Pablo no dice: «No desecho la gracia de Dios; «pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Jesús» (Gálatas 2:21). La salvación del hombre depende solamente de Jesucristo, nuestro divino Redentor.

Jesús es el verdadero camino

Él es el camino. Jesús nunca dijo que el camino era la iglesia. sino ‘Yo soy el camino, y la verdad, y la vida…’ (Juan 14:6). Por otra parte, la Iglesia Católica quiere ser ella misma el camino y ser la dueña de la Verdad, para poder modificarla a voluntad.

Para lograrlo, ha puesto al clero en lugar de Jesucristo y a la iglesia en lugar de la Biblia.

Puedo ofrecer una sencilla palabra de consejo a quien quiera conocer la verdad: lea con toda la frecuencia posible los Evangelios y las Epístolas que están en el Nuevo Testamento. Allí podrá ver qué debe creer y practicar quien desee ser cristiano:

«…Porque también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición» (Mateo 15:3).

«…bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres» (Mateo 15: 7-9).

Entonces, dejemos a los hombres y escuchemos al Señor Jesús, porque solamente Él tiene palabras de vida eterna. «De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación mas ha pasado de muerte a vida» (Juan 5:24).

Testimonio extraído del libro «Lejos de Roma, Cerca de Dios» – Editorial Portavoz – páginas 347 a 349

Fuente: Escapa por tu vida

Los asesinos del Vaticano

Los Jesuitas

Los siguientes son extractos directos de el libro de Eric Jon Phelps titulado Los Asesinos del Vaticano:

Los Jesuitas – 1540
Su Propósito Y Juramento

El propósito de la Orden Jesuita, formalmente establecido por el Papa en 1540, es destruir la Reforma Protestante. Ellos lo llaman la Contra-Reforma. Nicolini de Roma escribió:
«Los Jesuitas, por su mismo llamado, por la misma esencia de su institución, están ligados a buscar, por cada medio, recto o malo, la destrucción del Protestantismo. Esta es la condición de su existencia, el deber que ellos deben cumplir, o cesar de ser Jesuitas». [Las Huellas de los Jesuitas, R. W. Thompson, 1894]

Extracto del Juramento de los Jesuitas

Para este fin el Jesuita profeso se tiene obligado a sí mismo con un juramento, parte del cual fue publicado en 1899, y se lee:
«Ahora, yo renuncio y desconozco mi lealtad debida a cualquier Rey herético, Príncipe o Estado, llámense Protestantes, o liberales, o la obediencia a cualquiera de sus leyes o magistrados u oficiales.
«Luego declaro que la doctrina de las iglesias de Inglaterra y Escocia, o de los Calvinistas, Hugonotes, y otros del nombre Protestante o Liberales, ser condenables, y ellos mismos ser condenables los que no abandonarán las mismas.
«Luego declaro que yo ayudaré, asistiré y aconsejaré a todos o algunos de los agentes de Su Santidad, en el lugar donde yo esté, en Suiza, Alemania, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, Inglaterra, Irlanda o América, o en cualquier otro reino o territorio al que yo vaya, y haré mi máximo esfuerzo para extirpar a los herejes Protestantes o las doctrinas liberales, y destruir todo pretendido poder, que sea legal o no» [Errores de la Iglesia Católica Romana, 15 Colaboradores, 1894]

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En 1981, uno de nuestros héroes, Alberto Rivera, descubrió el juramento que él tomó como un Jesuita profeso. Nosotros leemos:

Ceremonia De Introducción Y Juramento Extremo De Los Jesuitas

(Dado por un Jesuita de rango menor cuando él está por ser elevado a una posición de comando).

Habla el Superior:

«Hijo mío, hasta aquí tu has sido enseñado para actuar como el disimulador entre los Católicos Romanos para ser un Católico Romano, y para ser un espía aún entre tus propios hermanos: para no creer a ningún hombre, para no confiar en ningún hombre. Entre los reformadores, para ser un reformador, entre los Hugonotes (Protestantes Franceses) ser un Hugonote: entre los Calvinistas, ser un Calvinista: entre los Protestantes (aquellos que protestan y están en desacuerdo con la institución Católica Romana), generalmente ser un Protestante: y obtener su confianza y buscar aún predicar desde sus púlpitos, y denunciar con toda la vehemencia (emoción violenta) en tu temperamento a nuestra Santa Religión y al Papa; y aún descender tan bajo como para llegar a ser un Judío entre los Judíos, para que tu puedas estar habilitado a reunir toda la información para el beneficio de tu orden como un fiel soldado del Papa.
«Has sido enseñado a plantar insidiosamente las semillas del celo y el odio entre los estados que estaban en paz, e incitarlos a hechos de sangre, envolviéndolos en la guerra unos con otros, y a crear revoluciones y guerras civiles en las comunidades, provincias y países que eran independientes y prósperos, que cultivaban las artes y las ciencias y gozaban de la bendición de la paz;
«A tomar partido con los combatientes y a actuar secretamente en concierto con tus hermanos Jesuitas que pueden estar enlistados en el otro bando, pero abiertamente opuestos a lo que ustedes puedan estar ligados;
«[*Enseñado a] que solamente la iglesia pueda ser la ganadora al final en las condiciones fijadas en los tratados de paz, y que los fines justifican los medios.
«Tú has sido instruido en tu deber como espía, a reunir todas las estadísticas, hechos e información en tu poder desde cada fuente: a congraciarte y entrar en la confianza de las familias y círculos Protestantes y herejes de cada clase y carácter, así como de los comerciantes, los banqueros, los abogados, entre las escuelas y universidades, en el parlamento y las legislaturas, y en los tribunales y los consejos de Estado, ‘ser todas las cosas a todo hombre’, por la causa del Papa, cuyos siervos nosotros somos hasta la muerte.
«Tú has recibido todas tus instrucciones hasta aquí como un novicio (uno que no tiene entrenamiento), un neófito (un sacerdote recién ordenado), y has servido como un coadjutor (que trabajó como un ayudante), confesor y sacerdote, pero aún tú no has sido investido con todo lo que es necesario para comandar en el ejército de Loyola y en el servicio del Papa.
«Tú debes servir en el tiempo debido como el instrumento y ejecutor dirigido por tus superiores; porque ninguno puede comandar aquí que no haya consagrado sus labores con la sangre de los herejes; porque ‘sin el derramamiento de sangre ningún hombre puede ser salvado‘.
«Yo, _____, ahora, en la presencia del Dios Todopoderoso, la bendita Virgen María, el bendito Miguel Arcángel, el bendito San Juan el Bautista, los Santos Apóstoles, San Pedro y San Pablo y todos los santos y sagradas huestes del cielo… …
«Yo, además de esto, prometo y declaro que, cuando la oportunidad se presente, haré y pelearé una guerra incesante, secreta y abierta, contra todos los herejes, Protestantes y Liberales, como sea dirigido a hacerlo.
«[*Y] que cuando la misma no pueda ser hecha abiertamente, yo usaré secretamente la copa envenenada, la cuerda de estrangulación, el acero del puñal (una daga) o la bala de plomo, sin considerar el honor, rango, dignidad, o autoridad, de la persona o las personas, cualquiera pueda ser su condición en la vida, ya pública o privada, como yo sea en ese tiempo dirigido a hacerlo por algún agente del Papa o superior de la hermandad de la santa fe, de la Sociedad de Jesús». [La Cruz Doble: Alberto, Parte 2, 1981]

Bendiciones.