Se da a conocer que en la carne de pollo hay concentraciones de químicos como la cafeína, antibióticos prohibidos e incluso antidepresivos como el Prozac, coctel farmacológico totalmente lógico en el contexto de la producción intensiva de alimento.
La producción intensiva de alimentos, específicamente en el caso de los distintos ganados de consumo humano, ha degenerado en prácticas que con cierta frecuencia generan efectos adversos tanto a la salud humana como a la integridad y a la dignidad de los animales criados para tal efecto.
Una investigación reciente del The New York Times pone al descubierto que en ciertas muestras de carne de pollo se acumulan los más sorprendentes y diversos químicos, entre ellos cafeína, antihistamínicos, antibióticos prohibidos para su uso humano (en particular acetaminofeno y fluroquinolones), arsénico e incluso un antidepresivo como el Prozac (en el caso del pollo criado en China).
Este inaudito coctel farmacológico tiene, en ciertas sustancias, razones totalmente lógicas y racionales: la cafeína mantiene despiertos por más tiempo a los animales, lo que se traduce en más tiempo comiendo. El Prozac, por otra parte, mitiga la condición nerviosa de las aves que se exacerbada por las brutales condiciones de estrés propias de las granjas de producción.
Y por si este escenario no fuera lo suficientemente atroz, los encargados de estos lugares aseguran desconocer a detalle el alimento que recibe su ganado, pues simplemente emplean el que reciben de sus propios proveedores (grandes compañías del sector alimentario).
Visto en: Pijama Surf
Nota dezpierta: Me alarma muchísimo esta información, aunque debo reconocer que algo sospechaba. Y, la verdad, no deja de ser gracioso que terminemos siendo nosotros el receptáculo final de todas esas porquerías que les hacen comer a los pobres animales de granja.
Ellen White, una prolífica escritora adventista estadounidense, ya escribió hace unos 150 años que llegaría un momento en el cual no podríamos comer carne porque estaría tremendamente contaminada.
Si comemos estas carnes, es inevitable que suframos los mismos efectos que sufren estos animales que ingieren cafeína para permanecer despiertos y prozac para permanecer atontados. Así, serviremos mejor al sistema y nos convertiremos en zombies que trabajan para comer y viven para trabajar.
Es el momento adecuado para empezar a cultivar y criar nuestra propia comida.
Que Dios nos ayude a resistir el tiempo que se acerca.
De verdad Dezpierta. Mi sufrimiento por los mas indefensos de este triste planeta es grande: NINOS,ENFERMOS,ANCIANOS,ANIMALES …………SE ME PARTE EL CORAZON.
Ven Senor Jesus.
Menos mal que los animales no son conscientes, por la gracia de Dios, de su caótica situación. Si lo fueran, o se suicidarían o se unirían para exterminar a los causantes de tanto dolor y sufrimiento.
Bendiciones amiga.